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La espelta es una variedad de trigo antiguo, de sabor intenso y muy nutritiva. Bien merece ser reivindicada.
La espelta posee un gran poder alimenticio y es mejor tolerada por el cuerpo.
Esta semilla es una variedad antigua de trigo, hoy desconocida para la mayoría. Fue la base de la alimentación humana en el entorno mediterráneo durante miles de años y, sin ella, nuestra historia habría sido diferente. Pero hace casi un siglo cayó en desuso.
Historia de la Harina de espelta
La espelta aparece hace cerca de ocho mil años en dos zonas: en Oriente Medio, lo que hoy es Irak e Irán, y en el sureste de Europa, desde donde se extendió por el Mediterráneo hacia el oeste, y hacia el norte a través de los Balcanes y el Cáucaso.
En la Cova de l’Or, en Valencia, han aparecido restos datados hacia el 4.300 a.C., en pleno Neolítico.
La harina en Roma
Las legiones romanas la consumían en forma de panes o gachas y la llevaron allá donde fueron, promoviendo su cultivo en toda Europa.
La harina en la edad media
En la Edad Media, las clases acomodadas comían pan de espelta, más valorado que el de centeno o cebada que consumían los más humildes.
¿Por qué desapareció entonces este cereal de nuestras despensas y de nuestro conocimiento?
El trigo moderno es fruto de la hibridación de deferentes variedades del cereal y ha triunfado porque ofrece más producción. Es más rentable.
Pero la espelta antigua se está recuperando gracias al interés de las personas más conscientes de la relación entre los alimentos y la salud.
BENEFICIOS DE LA ESPELTA PARA LA SALUD
Es el trigo mejor tolerado por el organismo. Moderadamente calórico (unas 338 cal/100 g) tiene un mayor contenido de proteínas (14,5%) que el trigo común (11,5%).
Sus hidratos de carbono son mayoritariamente complejos y van acompañados de abundante fibra, de ahí que presenten un índice glucémico bajo, es decir, que su asimilación en el organismo sea lenta y progresiva, aportando energía de forma prolongada.
Baja en grasas, en su mayoría monoinsaturadas, entre el resto de sus componentes figuran vitaminas del grupo B y E; minerales como magnesio, manganeso, fósforo, hierro, cobre, cinc, selenio o potasio y compuestos fitoquímicos que hacen de ella un cereal muy recomendable.
Tradicionalmente se ha indicado para la debilidad en general y, por tanto, los estados convalecientes; contra el insomnio y los estados de estrés; contra las colitis y para aliviar las migrañas.
Más recientemente se han definido todos los efectos positivos de consumirla con regularidad en el marco de una dieta sana:
• Es un buen preventivo de los problemas cardiovasculares y el colesterol.
• Mejora la función del intestino delgado.
• Fortalece el sistema inmunitario.
• Ayuda en la regulación de la coagulación sanguínea.
• Ejerce efectos depurativos en la sangre.
• Previene el asma infantil y las neurodermatitis.
• Puede ayudar en algunos casos de diabetes de tipo 2 y en ciertos tipos de
obesidad.
No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque es más pobre en gluten que los trigos panificables, la espelta sigue siendo un alimento prohibido para los celiacos.
Las masas de espelta suben menos que las de trigo común porque retienen más humedad y contienen menos gluten. Su textura también es más gruesa. A cambio se disfruta de un sabor más rico y complejo y las piezas duran más tiempo tiernas.